Mi historia con la máscara de pestañas - Primera parte

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La máscara de pestañas es para mí y creo que para muchas de nosotras un indispensable en nuestra rutina de belleza diaria, en mi caso he de reconocer que no salgo de casa sin mi rímel.

La máscara de pestañas fue inventada por el empresario francés Eugène Rimmel en el siglo XIX, posteriormente la máscara de pestañas como la conocemos hoy en día fue creada en 1913 por el químico T. L. Williams hecha de polvo de carbón mezclado con vaselina de petróleo, dado su gran éxito comenzó a comercializarla creando la empresa Maybelline. 

La primera máscara de pestañas que yo ví constaba de un cepillo, una pastilla grande negra y dos pequeñas, una azul y otra verde, recuerdo perfectamente a mi madre humedeciendo aquel cepillito para luego frotarlo en aquel carboncillo, era una cajita rectangular alargada negra la pastilla y un hueco para colocar el cepillito, se llamaba "Negrina" Blancaflor de Blavi, a base de aceite de ricino cuyo eslogan era " Mejorará sus pestañas y embellecerá sus ojos". En ocasiones para aumentar el volumen muchas usuarias se aplicaban una capa de Negrina, otra de polvos de talco y volvían a aplicar otra capa de Negrina.

Posteriormente salió al mercado un tubito pequeño que contenía una especie de crema, varias marcas lo comercializaron, el que usaba mi madre era de la casa Pinaud, se aplicaba aquella crema sobre el cepillito, venía todo en una caja negra y verde que se abría como una caja de cerillas.

Una vez dejaron de comercializar la máscara de pestañas en ese formato, mi madre muy a su pesar tuvo que sucumbir al tubo moderno y el cepillo aplicador y creo que a día de hoy, aunque yo le he aconsejado todo tipo de máscaras que alargan, dan volumen, curvan etc... Ella siempre preferirá aquella pastillita negra con su cepillito que pacientemente iba aplicando a sus pestañas a la vez que con mucha dedicación iba separándolas una a una con una especie de alfiler para que no se apelmazaban.

Continuará....